¿Cuántos problemas tienes que pasar?
¿A cuántas noches sin dormir estás dispuesto a llegar?
¿Cuántas preocupaciones, dudas, inquietudes, niveles de ansiedad y bajones de depresión necesitas acumular… para darte cuenta de que algo, claramente, no está funcionando?
Te lo pregunto así, directo, porque muchas personas llegan a este punto cuando ya «han hecho de todo», menos en esta dirección…
Cuando lo has probado “todo” (y nada mejora)
Quizá estés en una situación parecida a esta:
Hay un problema serio.
Puede ser contigo, con un familiar, con tu pareja, con tu hijo, con alguien muy cercano que quieres con toda el alma… pero que ves sufrir sin encontrar una salida.
Has ido a médicos.
Has ido a psicólogos.
La última recomendación ha sido el psiquiatra, y ahí ya has sentido un límite interno muy claro:
“Hasta aquí. Medicación, no. Ya basta.”
Y no porque estés en contra de los profesionales. Al contrario, agradeces todo lo que has intentado. Pero dentro de ti sientes que solo con eso no se está resolviendo la raíz del problema.
Sigues viendo lo mismo: conductas que empeoran, crisis que aumentan, comportamientos que se hacen más intensos, más extraños, más dolorosos.
Y llega un punto en el que alguien te dice:
—“Mira… ¿y por qué no pruebas algo espiritual? Ve con un médium, un canalizador, una persona como Xavi, que trabaja a través de la mediumnidad. Total… ya has intentado de todo.”
Y ahí se abre otro tipo de conflicto dentro de ti.
El conflicto interno: “No creo en esto… pero ya no sé qué hacer”
Te entra inseguridad.
Te entra incredulidad.
Te entra escepticismo.
Piensas cosas como:
- “Yo no creo en estas cosas.”
- “Esto debe ser un engaño.”
- “Seguro que es tirar el dinero.”
- “¿Y si es un timo más, aprovechándose de mi dolor?”
- “¿Y si voy, pago, y salgo igual que he entrado… o peor?”
Y al mismo tiempo, hay otra voz interna que te dice:
“Pero… ¿y si aquí sí hay algo?
¿Y si esto fuera, por fin, lo que llega a la raíz de todo?”
Porque seamos honestos:
has ido a médicos, has ido a psicólogos, has seguido tratamientos, has escuchado diagnósticos, has recibido explicaciones muy técnicas de personas con montones de títulos académicos, especialidades, años de estudio…
Y, sin embargo, la situación no solo no mejora, sino que incluso ha ido a peor.
Entonces, aunque no creas del todo, aunque sigas dudando, aunque tengas mil preguntas…
llega un día en que dices:
“Pues voy. Ya no tengo nada que perder.”
Y reservas una sesión.
El momento de pagar (cuando sientes que igual te están robando)
Llega el día.
Hablas conmigo, te explico cómo trabajo, agendamos la sesión.
Cuando ves el valor de la sesión, quizás piensas:
- “Uff… es caro.”
- “¿Y si estoy tirando el dinero?”
- “¿Y si no funciona para nada?”
- “¿Y si solo están jugando con mi desesperación?”
Es normal.
No te voy a decir que no sientas eso, porque muchas personas llegan exactamente en ese punto.
Pero, aun así, algo dentro de ti te lleva a decir: “Lo hago”.
Por la situación que estás viviendo.
Por el amor que tienes a esa persona.
Por el límite al que has llegado tú también.
Y entonces llega la sesión.
Lo que ocurre cuando se llega a la raíz energética y del alma
En una sesión conmigo, no trabajo desde la mente lógica ni desde el análisis racional.
Trabajo canalizando a través de la mediumnidad y conectando con tu Alma, o con el Alma de esa persona que está viviendo la situación difícil.
El Alma es como un banco de información profundo, que guarda todo:
lo que fuiste, lo que viviste, lo que te pasó, lo que hicieron contigo, lo que no pudiste expresar, lo que se quedó bloqueado, lo que no se ve a simple vista.
Ahí es donde vamos a buscar la raíz real del problema.
No el síntoma.
No el diagnóstico que se ve desde fuera.
No la etiqueta.
La raíz.
Y cuando esa raíz se muestra, se comprende y se trabaja con ella energéticamente, algo muy profundo puede empezar a moverse.
A veces, lo que se desbloquea es un trauma antiguo.
O un pacto energético.
O una carga del linaje familiar.
O un dolor de otra vida que sigue actuando hoy.
O energías y presencias que no deberían estar ahí.
Cada caso es diferente.
Pero el punto en común es este: se trabaja donde casi nada más está llegando.
Y de repente… el cambio
Quiero que te imagines esto:
Esa persona que estaba con comportamientos compulsivos, ataques de rabia, enfado constante, odio, desesperación…
Esa persona con la que ya no sabías qué hacer, que te quitaba el sueño, que te hacía llorar a escondidas para que no te viera rota o roto por dentro.
Y después de la sesión, sucede algo que no esperabas.
Los comportamientos empiezan a parar.
La intensidad baja.
La energía cambia.
De pronto, esa persona que vivía en tensión constante entra en un espacio de paz.
En una tranquilidad que hacía tiempo que no veías.
En una calma que parecía imposible.
Y junto con esa calma, empiezas a notar también:
- Más claridad.
- Más amor.
- Más serenidad.
- Una sensación de libertad interna, como si por fin se hubiera quitado un peso enorme de encima.
Y entonces, quizá piensas:
“¿Por qué no hice esto antes?”
“¿Por qué he tardado tanto en probar algo distinto?”
¿Valió la pena esa sesión?
Aquí es donde te invito a comparar, de verdad:
Por un lado:
- Todo el tiempo de sufrimiento.
- Todas las noches sin dormir.
- Todo el desgaste emocional.
- Todo el dinero invertido en pruebas, visitas, diagnósticos, desplazamientos.
- Toda la energía que has puesto intentando controlar algo que no entendías desde la raíz.
Por otro lado:
- Una sesión donde se trabaja directamente con el Alma.
- Donde se busca y se libera la raíz energética de lo que está pasando.
- Donde, en muchos casos, se abre un antes y un después en tu vida o en la vida de esa persona a la que amas.
¿Valió la pena?
Solo tú puedes responder.
Lo que sí te puedo decir es que, para muchas personas, la respuesta ha sido un “sí” muy claro.
Y añado algo importante:
la mediumnidad y la canalización no vienen a sustituir la medicina ni la psicología, sino a ir más allá, a complementar, a llegar a espacios donde a veces lo racional ya no alcanza. No se trata de dejar de cuidar el cuerpo o la mente, sino de incluir también el plano energético y espiritual.
Y ahora, te hablo a ti
Si algo de lo que has leído te resuena.
Si hay un problema, una situación, una persona o un asunto que todavía no está resuelto, por más que lo has intentado todo…
Si sientes que ha llegado el momento de mirar más profundo y darle una oportunidad a este tipo de trabajo con el Alma…
Entonces te invito a agendar una sesión conmigo.
Puedes hacerlo entrando en:
xavivall.com/sesion
O haciendo clic aquí.
Ahí verás más detalles de cómo trabajo, qué hacemos en la sesión y para qué tipos de situaciones suelo acompañar.
Léelo con calma.
Escucha lo que sientas por dentro.
Y si algo en ti dice “sí”, aunque sea un sí tímido, aunque venga con miedo y con dudas… aquí estaré para acompañarte.