El grounding, también conocido como conexión a tierra, es una práctica que consiste en establecer un vínculo físico entre el cuerpo humano y la Tierra. Este contacto directo con la superficie terrestre tiene numerosos beneficios para la salud y el bienestar.
En primer lugar, el grounding ayuda a reducir los niveles de estrés y ansiedad. Al estar en contacto con la Tierra, el cuerpo libera iones negativos que ayudan a equilibrar la carga eléctrica del organismo, lo que a su vez tiene un efecto calmante en el sistema nervioso.
Además, el grounding mejora la calidad del sueño y aumenta los niveles de energía. Al estar descalzo sobre la Tierra, el cuerpo absorbe electrones que ayudan a reducir la inflamación y a mejorar la circulación sanguínea.
Por otro lado, el grounding tiene efectos positivos en el sistema inmunológico. Al estar en contacto con la Tierra, el cuerpo se expone a una mayor diversidad de microorganismos, lo que fortalece las defensas naturales y reduce el riesgo de enfermedades.
Es una práctica sencilla y accesible que puede aportar numerosos beneficios a la salud física y mental.
Simplemente con caminar descalzo sobre la Tierra, las personas pueden disfrutar de una mayor sensación de bienestar y equilibrio.