El otro día, una persona me contó una situación que vivió en su trabajo, en un pequeño local de comidas para llevar. Mientras atendía, una pareja se acercó al mostrador. La mujer hizo un pedido sencillo, pero el hombre que la acompañaba empezó a hablarle de manera muy despectiva, diciéndole que no comería todo eso y ordenando al trabajador que le pusiera menos cantidad en otro envase, con un tono bastante agresivo.
Después, al pedir unas patatas fritas, la mujer respondió que sí quería, pero el hombre la contradijo inmediatamente, negándole incluso su propio deseo. El desprecio era tan evidente que cualquiera podía notarlo. La persona que me lo contó reconoció enseguida el patrón, estaba ante un narcisista.
A pesar de intentar mantener la calma, no pudo evitar señalarle su falta de respeto. El hombre reaccionó de manera aún más violenta, incluso con amenazas personales. Aunque no se dejó afectar por sus provocaciones, lo que más le indignaba era la humillación hacia la mujer y el ambiente tóxico que estaba generando.
Más tarde, en una pequeña oficina del local, el hombre siguió intentando intimidar, pero finalmente se marchó. La situación dejó a su compañera de trabajo, que presenció todo, llorando y muy afectada.
Quien me lo contó me dijo algo que me hizo reflexionar mucho, los narcisistas existen, están más cerca de lo que creemos, y buscan manipular, controlar y someter a los demás. Por eso es tan importante reconocerlos, no justificar su comportamiento, y poner límites claros, sin miedo.
No es cuestión de entrar en su juego, ni de pelear, sino de marcar el límite que ellos no esperan. Y sobre todo, de proteger a quienes puedan ser víctimas de su abuso silencioso.
Algo que entendí desde pequeño, porque me ha tocado lidiar con personas narcisistas en mi entorno familiar, es que no podemos quedarnos callados ante ellos. Los narcisistas no buscan simplemente atención, buscan control, humillación, sometimiento. Su objetivo es hacer que las personas buenas duden de sí mismas, se sometan, o incluso terminen defendiéndolos.
Por eso es vital aprender a reconocerlos.
¿Cómo actúan los narcisistas?
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Desprecian a quienes consideran «débiles».
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Manipulan las palabras y situaciones para hacerse las víctimas.
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Buscan controlarlo todo y a todos a su alrededor.
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Se sienten superiores y creen tener derecho a humillar a los demás.
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Cuando se sienten expuestos o confrontados, atacan de forma agresiva o pasivo-agresiva.
¿Cómo defenderte de ellos?
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No entres en su juego emocional: no justifiques su comportamiento ni intentes razonar demasiado.
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Pon límites claros y firmes, sin necesidad de caer en provocaciones.
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Mantén tu dignidad: no bajes la mirada, no te minimices.
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Protégete emocionalmente: recuerda que sus ataques hablan más de ellos que de ti.
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Y si es necesario, aléjate. No tienes por qué tolerar el abuso de nadie.
Las personas narcisistas están más cerca de nosotros de lo que creemos. No siempre son evidentes desde el primer momento, pero si aprendes a reconocer los patrones, podrás protegerte y proteger a otros.
Recuerda siempre, tu valor no depende de cómo los demás te traten, y poner límites no te hace malo, te hace libre.